Sábado, 22 de febrero de 2020. Mientras veo al Valencia no hacer nada para contrarrestar el baño que le está dando la Real Sociedad, y aunque parezca que no, sí hace algo útil: servirme de inspiración para un nuevo artículo que llevará por título “El hábito no hace al monje”. Y es que el nivel ofrecido por los de Celades en los dos últimos encuentros no hace honor a la larga y más o menos gloriosa historia del club. Por mucho que se haya otorgado a los jugadores una camiseta con un escudo del equipo, no acaban de hacer las cosas como cabría esperar.
Lo mismo puede ocurrir con nuestros alumnos; podemos darles iPads y utilizar videojuegos, realidad aumentada o programación como herramienta transversal. Pero ojo, que no basta con ese “escudo” o esa “camiseta” para asegurarnos de que aprendan. Pueden palmar como lo está haciendo el Valencia ahora mismo, con la afición de la Real haciendo la ola. No debemos perder de vista que la tecnología es la herramienta, de modo que si no está al servicio de la metodología, puede no servir de nada. Al igual que en el Valencia, el hecho de situar a dos morlacos de casi dos metros como centrales no asegura que los delanteros de la Real no se hinchen a tirar a puerta.
Por tanto, debemos incorporar la tecnología de manera justificada y no a lo loco. Tiene sentido, al menos desde mi humilde punto de vista, aprender formulación jugando a Fortnite, convertirse en cocineros profesionales reconocidos por un sitio web para aprender la voz pasiva en inglés o crear una escape room en Minecraft para descubrir las bondades de la literatura medieval española. En estos casos, y en todos los que mostraron mis colegas ADEs y no ADEs en el evento del ADE Local Learning Tour que Apple organizó en Valencia el pasado jueves, el uso de la tecnología estaba absolutamente justificado porque consiguió motivar a los alumnos y les permitió alcanzar aprendizajes significativos. De hecho, la gran Débora Cano nos mostró un vídeo en el que sus alumnos, al ver un trailer en el que se presentaba uno de sus proyectos, gritaban de entusiasmo como la hinchada de la Real Sociedad hoy.
Por tanto, no olvidéis que el iPad puede cambiar el mundo, pero no sin un docente capaz y unos alumnos motivados. No olvidéis que Apple nos brinda la oportunidad de formarnos en el uso de sus herramientas a través del programa Apple Teacher. Por cierto, Amunt Valencia!